lunes, 24 de septiembre de 2007

Criptoanálisis de sobremesa

Esta tarde me ocurrió algo extraño durante mi tiempo de comida. Últimamente he estado leyendo el libro de Neal Stephenson, "Criptonomicón" (en español se publicó en tres tomos, y estoy por terminar el tercero). Debido a que no dispongo por lo general de mucho tiempo libre, aprovecho mi tiempo de comida para leer un poco (después de comer, por supuesto). Como decía, hoy estaba en un conocido restaurante de hamburguesas y me puse a leer mi libro, justamente en la parte cuando Lawrence Waterhouse estaba rompiendo un código nipón con ayuda del computador que él había inventado, cuando una persona que estaba sentada como a cuatro mesas de mi (perdón, no es que esté inventando una nueva unidad de medida, quise decir a algo así como a 10 metros) me gritó desde su lugar (gritó, porque a esa distancia no podía haberle escuchado de otra manera) y me dijo: "¡oye, te felicito!, ¡ya casi no hay gente que traiga consigo libros y los lea!"; a lo que yo respondí (también gritando): "¡gracias!, ¡siempre procuro hacerlo!". Imagino que en este momento alguien podría estar diciendo que qué tiene que ver este comentario con el weblog. Lo que sucede es que esta persona me preguntó que qué leía. Yo sólo le mostré la portada del libro y dijo: "ah, es sobre criptografía, de los rompedores de código de la Segunda Guerra Mundial". Me sorprendió justamente que una persona x (en el sentido algebraico de identidad desconocida, no peyorativo) conozca sobre el contenido de ese libro, particularmente porque su lectura no es algo tan trivial, pues Stephenson asume cierto conocimiento sobre el tema, aunque en el desarrollo de la historia se ocupa de aclarar muchos puntos e incluso en algunas partes dedica varios párrafos a explicar con detalle algún tema matemático, físico o de cualquier otra índole que requiera una explicación por parte de él (eso es lo que creo que piensa, porque en ocasiones me parece que entra demasiado en ciertos detalles). Volviendo al punto, esta persona y yo "conversamos", él desde su mesa y yo desde la mía, por espacio de unos 5 minutos, acerca de cómo la tecnología que nosotros vemos en la actualidad, en realidad hace tiempo que se ha comenzado a usar (antes de que se "abra al público"). Hablamos de la Guerra Fría, de la Segunda Guerra Mundial, un poco de Internet y hasta de los avances en materia de genética. En fin, una charla interesante y poco ortodoxa, que lamentablemente tuve que interrumpir pues debía volver (yo) a la oficina.

Soy un aficionado al criptoanálisis (y digo aficionado, porque no me dedico a ello de manera profesional, aunque mi trabajo pudiera llegar a requerirlo). En general soy lector asiduo de todo lo que tenga que ver con seguridad de cómputo, cualquiera que sea su faceta: desde el desarrollo de software hasta transmisiones seguras de datos, y no es paranoia. Estoy convencido que la seguridad es lo que regirá el futuro de todo lo que hagamos con los sistemas de cómputo (en realidad no hay que esperar mucho, ya hay bastantes cosas qué ver).

Si les gusta todo el asunto del criptoanálisis, la historia, no tienen problema en leer un libro de 1,500 páginas y tienen un amplio criterio (yo sé por qué se los digo, no se vayan a escandalizar por cierto contenido del libro), les recomiendo leer el "Criptonomicón". Hay muy buenas reseñas acerca del libro, así que no pienso hacer el ridículo dando la mía, tan sólo sepan que estoy enfrascado en su lectura y que espero terminar de leerlo pronto.
Hoy coloqué mi separador en la página donde me quedé, cerré mi libro, me levanté de la mesa, me despedí de mi interlocutor desconocido (x), y me fui pensando en que las cosas que en otro tiempo fueron un misterio, están cada vez más al alcance de las manos de cualquier persona que tenga el valor y el tiempo suficiente para explotarlas.
:wq!

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