4564 6469 6520 6C69 7665 732E Eddie lives.
2E2E 736F 6D65 7768 6572 6520 ..somewhere.
696E 2074 696D 6521 0000 0000 in time!....
Cuando leí esto en mi editor hexadecimal, supe que lo había encontrado. Varias horas después de buscar a ese virus por todo el disco duro, por fin lo encontré. Ya antes había tratado con otros virus: Stoned, Ping-Pong, pero nada como Dark Avenger, hasta entonces. Y es que buscar a un virus polimórfico tiene su complejidad, y es tanto un arte como una carrera contra el tiempo; hay que encontrarlo antes de que destruya los datos del disco, pues después de varias ejecuciones del programa infectado, el virus escribe caracteres basura en el disco y lo deja inservible, desde el punto de vista de los datos y la información, y permanece en guardia, residente en la memoria, esperando que otro inocente ejecutable se cargara en la memoria para ser infectado por él.
La epidemia mundial de Dark Avenger era una realidad, y la ignorancia era generalizada como ocurre casi siempre en estos casos. No faltaba el irresponsable que decía que no pasaba nada o que ese nuevo virus era una mentira para sacar dinero, y que era comparable con una simple gripa, que sola desaparece. Pero la realidad era que el virus pasaba de una computadora a otra, de un diskette a otro, infectando archivos *.com y *.exe indiscriminadamente en cada copia, causando que en poco tiempo, en 1991, se diagnosticara la epidemia. Los brotes de Dark Avenger en las empresas crecerían del 10% al 60% en menos de un año (eso decían las revistas de computación de esa época, aunque en realidad no me consta), y se reportaron pérdidas millonarias atribuidas a ese virus creado en Bulgaria tan sólo dos años antes, en 1989. Si la gente se hubiera abstenido de copiar discos, quizá la epidemia se habría controlado o al menos retardado, pero la facilidad de introducir un diskette (o ahora, una memoria flash para USB, o pen-drive) en una computadora, luego en otra y luego en otra, donde a su vez han hecho lo mismo otros (no puedo resistirme a usar aquí la palabra "promiscuidad", so pena de ser bloqueado por algún filtro de contenido o por el mismísimo WebSense :D), propicia que la infección se propague más rápidamente.
Pero fue precisamente en 1991 cuando me tocó cazar a ese virus (tenía yo 16 años, y ya trabajaba: lo recuerdo porque no podía cobrar los cheques de mi sueldo, por no tener identificación oficial; tuve que hacerme amigo de la cajera del banco mientras convencía a la empresa de que me pagaran en efectivo :D). Volviendo a la cacería: Un antivirus en ese tiempo no era tan eficaz, pues el motor de mutación (mutation engine) de un virus polimórfico hace que el virus cambie su forma y, por consiguiente, su rastreo y erradicación sea más difícil. Así que la manera de localizarlo era identificando archivos ejecutables que hubieran aumentado de tamaño y buscando ciertas cadenas específicas en ellos, usando las herramientas de las que disponíamos en ese entonces, como Norton Utilities para MS-DOS (el primer Sistema Operativo que usé), o PC-Tools, entre otros. Para terror de algunos de mis lectores, en ese tiempo no teníamos conexiones a Internet como en la actualidad, sólo libros, así que ni pensar siquiera en googlear cualquier cosa. Todo era artesanal, como yo le llamo. El mayor artesano que conocí en ese tiempo fue Don Nico (así le llamábamos, era un señor como de 70 años, pianista, con coleta, mezclilla y chamarra de cuero, que viajaba en motocicleta y llevaba siempre sus diskettes en una bolsa de plástico, 'para no llamar la atención de los ladrones', me decía) y de él aprendí muchas de las técnicas ancestrales de seguridad computacional y administración de sistemas que todavía hoy conozco. Ese hombre sabía de todo y me inspiró mucho cuando me dijo una vez: "yo tengo mucha confianza en ti, porque a diferencia de los demás, a ti te gusta estudiar". Con esa frase me convertí en su padawan (no se rían, es en serio :D), en su aprendiz, y me dediqué a aprender y estudiar con él muchas técnicas de manipulación de archivos y direcciones de memoria, configuraciones avanzadas del Sistema Operativo, y muchas otras cosas que si las contara posiblemente perdería más de la mitad de mis lectores por su alto contenido técnico :D.
Dark Avenger, el Vengador Obscuro, no fue el único virus con el que tuve que lidiar en aquellos tiempos en que la ignorancia y la falta de información, aunados al descuido e irresponsabilidad, hacían de las suyas en el terreno de las infecciones virales de archivos de computadora. Después hubo muchos más, pero los softwares anti-virus comenzaron a ser cada vez más eficaces (aunque no necesariamente más eficientes), y poco a poco el arte del cazador de virus se fue olvidando (¿cuántos todavía recuerdan cómo rastrear cadenas en un mar de dígitos hexadecimales? Sin duda eran buenos tiempos). Algo que siempre me inquietó fue saber si el programador de Dark Avenger usaba una computadora como la mía, si él también tenía esos 256 Megabytes en RAM que yo tenía en mi 8088 a finales de los 80s.
La epidemia mundial de Dark Avenger era una realidad, y la ignorancia era generalizada como ocurre casi siempre en estos casos. No faltaba el irresponsable que decía que no pasaba nada o que ese nuevo virus era una mentira para sacar dinero, y que era comparable con una simple gripa, que sola desaparece. Pero la realidad era que el virus pasaba de una computadora a otra, de un diskette a otro, infectando archivos *.com y *.exe indiscriminadamente en cada copia, causando que en poco tiempo, en 1991, se diagnosticara la epidemia. Los brotes de Dark Avenger en las empresas crecerían del 10% al 60% en menos de un año (eso decían las revistas de computación de esa época, aunque en realidad no me consta), y se reportaron pérdidas millonarias atribuidas a ese virus creado en Bulgaria tan sólo dos años antes, en 1989. Si la gente se hubiera abstenido de copiar discos, quizá la epidemia se habría controlado o al menos retardado, pero la facilidad de introducir un diskette (o ahora, una memoria flash para USB, o pen-drive) en una computadora, luego en otra y luego en otra, donde a su vez han hecho lo mismo otros (no puedo resistirme a usar aquí la palabra "promiscuidad", so pena de ser bloqueado por algún filtro de contenido o por el mismísimo WebSense :D), propicia que la infección se propague más rápidamente.
Pero fue precisamente en 1991 cuando me tocó cazar a ese virus (tenía yo 16 años, y ya trabajaba: lo recuerdo porque no podía cobrar los cheques de mi sueldo, por no tener identificación oficial; tuve que hacerme amigo de la cajera del banco mientras convencía a la empresa de que me pagaran en efectivo :D). Volviendo a la cacería: Un antivirus en ese tiempo no era tan eficaz, pues el motor de mutación (mutation engine) de un virus polimórfico hace que el virus cambie su forma y, por consiguiente, su rastreo y erradicación sea más difícil. Así que la manera de localizarlo era identificando archivos ejecutables que hubieran aumentado de tamaño y buscando ciertas cadenas específicas en ellos, usando las herramientas de las que disponíamos en ese entonces, como Norton Utilities para MS-DOS (el primer Sistema Operativo que usé), o PC-Tools, entre otros. Para terror de algunos de mis lectores, en ese tiempo no teníamos conexiones a Internet como en la actualidad, sólo libros, así que ni pensar siquiera en googlear cualquier cosa. Todo era artesanal, como yo le llamo. El mayor artesano que conocí en ese tiempo fue Don Nico (así le llamábamos, era un señor como de 70 años, pianista, con coleta, mezclilla y chamarra de cuero, que viajaba en motocicleta y llevaba siempre sus diskettes en una bolsa de plástico, 'para no llamar la atención de los ladrones', me decía) y de él aprendí muchas de las técnicas ancestrales de seguridad computacional y administración de sistemas que todavía hoy conozco. Ese hombre sabía de todo y me inspiró mucho cuando me dijo una vez: "yo tengo mucha confianza en ti, porque a diferencia de los demás, a ti te gusta estudiar". Con esa frase me convertí en su padawan (no se rían, es en serio :D), en su aprendiz, y me dediqué a aprender y estudiar con él muchas técnicas de manipulación de archivos y direcciones de memoria, configuraciones avanzadas del Sistema Operativo, y muchas otras cosas que si las contara posiblemente perdería más de la mitad de mis lectores por su alto contenido técnico :D.
Dark Avenger, el Vengador Obscuro, no fue el único virus con el que tuve que lidiar en aquellos tiempos en que la ignorancia y la falta de información, aunados al descuido e irresponsabilidad, hacían de las suyas en el terreno de las infecciones virales de archivos de computadora. Después hubo muchos más, pero los softwares anti-virus comenzaron a ser cada vez más eficaces (aunque no necesariamente más eficientes), y poco a poco el arte del cazador de virus se fue olvidando (¿cuántos todavía recuerdan cómo rastrear cadenas en un mar de dígitos hexadecimales? Sin duda eran buenos tiempos). Algo que siempre me inquietó fue saber si el programador de Dark Avenger usaba una computadora como la mía, si él también tenía esos 256 Megabytes en RAM que yo tenía en mi 8088 a finales de los 80s.
La motivación de los programadores de virus siempre ha sido tema de debate: existen aquellos que justifican sus virus diciendo que es una forma de contrarrestar la piratería de software (el que copia ilegalmente un software, podría llevarse inadvertidamente algún virus), los que quieren vengarse de alguien o de la empresa que los despidió, o los que quieren obtener fama y reconocimiento a expensas de la destrucción de datos ajenos, e incluso los que no tienen ni la más remota idea de lo que están haciendo (script kiddies), y también los que lo hacen por diversión o por adquirir mayor conocimiento; lo malo de estos dos últimos es que muchas veces sus experimentos e investigaciones se les salen de control, y terminan "in the wild" (es decir, fuera del laboratorio) ocasionando desastres mayores.
Seguramente aún quedamos algunos que todavía conservamos algún trofeo de aquellas cacerías colgado en la pared. Yo, por ejemplo, aún tengo una reliquia: mi primer disco duro de 10 Megabytes (sí, leyó Ud. bien: 10 Megabytes, 10 MB) de 5¼", que guarda la única copia de Dark Avenger que conservo (eso quiere decir que no está erradicado :D). Hay veces, cuando me siento melancólico, que miro aquél viejo disco y recuerdo que aún hay mucho por aprender y experimentar en materia de seguridad y que he sido afortunado al haber tenido experiencias como aquélla con Dark Avenger y otros virus no menos peligrosos, pues me hicieron dar mis primeros pasos en la arena de la seguridad computacional; y, por supuesto, también me recuerda a Don Nico (Don Nicolás Flores), que siempre tenía algo qué enseñar a quien estuviera dispuesto a aprender y escuchar sus explicaciones sobre cómo y por qué hacía las cosas; sin duda, uno de mis mejores maestros.
¿"Eddie lives...somewhere in time!"? ...sí, en la obscuridad de mi viejo disco duro.
:wq!